¡¡Hola!! En esta ocasión les hablaré acerca de un autor, el cual hemos venido analizando en clase tiempo atrás, Fernando Savater. En su libro "El valor de educar" nos habla acerca del papel fundamental que tiene la familia en la educación de los hijos. Por ello, esta breve síntesis del capítulo 3 "El eclipse de la familia".
La educación comienza desde los primeros años, aún antes de ingresar a la escuela, osea comineza con la familia y su medio social, con ellos el niño aprenderá a compartir, a diferenciar lo bueno de lo malo, a vestirse, a hablar, etc. y a esta enseñanza se le llama "Socialización primaria".
Ya en la escuela se lleva a cabo la "Socialización secundaria" donde adquirrirá conocimientos y desarrollará competencias más especializadas.
Sin embargo para que la socialización secundaria sea benefica para el alumno, la socialización primaria (la educación en familia) debió haber sido buena. Muchas ocasiones el cambio de ambiente entre la escuela y el hogar llena de obstaculos para el aprendizaje del niño. No es lo mismo el cariño con el que los padres tratan a sus hijos, que la manera de enseñar de un profesor.
Por ello, estas dos etapas (socialización primaria y secundaria) deben trabajar de la mano para que el resultado favorezca al niño. Es decir lo que la familia enseñe, sea bueno o malo, el maestro lo debe pulir. Esto nos lleva a deducir, la enorme repsonsabilidad que recae en la escuela, pues lleguen como lleguen los niños es esta la encargada de "enderezar" su camino o continuar por el. Pues al parecer la familia no esta cumpliendo con el papel que le correpsondía, que es el de socializar, mientras la escuela se encargaba de educar. Ahora la escuela se hace cargo de socializar y educar.
El autor nos menciona que esta falta de dedicación o interes por parte de la familia en la educación de sus hijos se debe a los cambios que han marcado a la sociedad, pues es común ver cada día a más mujeres dedicadas al trabajo que a las labores del hogar. Otro factor que influye es la falta de madurez por parte de los padres, quienes conservan la mentalidad de un joven de 17 años en su afán de sentirse aún jovenes. Por ello, es necesario que aunque sea un miembro de la familia se resigne a ser adulto y madure en las decisiones y el modo de educar a sus hijos.
Entonces la educación que la escuela debe impartir, no sólo de dirige hacia lso conocimientos, también hacia los valores, las actitudes y sobre todo a hacer jovenes capaces de tomar decisiones acertivas en los problemas que se se les presentetn ante la vida, no se pretende crear hombre y mujeres buenas y santas, sino individuos capaces de valerse por si mismos y repsonsables de sus actos, con una visión más amplia, quizá, de la que tienen sus padres.
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